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Estudio trabajo domestico

01.05.2013 19:43

 

 
Hasta este punto, hemos considerado el trabajo doméstico como algo unitario, sin embargo no está claro que esto sea lo más acertado. El trabajo doméstico implica muchas tareas con características diferenciadas: cocinar, planchar o hacer la compra no son actividades igualmente satisfactorias o aburridas. Algunas tareas son más placenteras, algunas necesitan más tiempo que otras, y además, algunas deben llevarse a cabo cada día, con frecuencia en un horario determinado, y son difíciles de posponer. Tareas como limpiar la casa o tender la ropa suelen caracterizarse como tareas “centrales”, “rutinarias” o “repetitivas”, como contrapuestas a tareas como hacer pequeñas reparaciones, cuidar las plantas o comprar objetos necesarios para la casa, que son tareas realizadas de manera ocasional, más cercanas al ocio y más Àexibles y fáciles de posponer. La división de tareas domésticas también sigue un eje de género en este sentido, ya que se ha observado que las mujeres se concentran más en las tareas rutinarias y los hombres en las ocasionales, de forma que algunos autores incluso denominan a las primeras “tareas femeninas” y a las segundas “tareas masculinas” (Thompson y Walker 1989; Bianchi et al. 2000). Así pues, para saber si la división de tareas es igualitaria, nos interesa saber quién se encarga de cada tarea en mayor medida, y no sólo cuánto tiempo se dedica en total al trabajo doméstico dentro de la pareja. El cuidado de los hijos se suele incluir como una tarea doméstica más en muchos estudios. Sin embargo, no está claro que se trate de una tarea del hogar comparable a las que acabamos de presentar. El cuidado de los hijos conlleva un componente emocional, es difícil de externalizar y es una actividad valorada positivamente por los padres, es decir, que tiene un componente de disfrute que no está presente en las tareas rutinarias como por ejemplo hacer la limpieza. Además, la literatura reciente ha mostrado que los padres no intentan repartir el cuidado de los hijos, sino realizar actividades con los hijos de forma conjunta (Hallberg 2003; Sayer 2005), lo cual apunta a que consideran el cuidado de los niños como algo más cercano al ocio. Por estas razones consideramos que las decisiones sobre cómo repartir el cuidado de los hijos pueden seguir patrones diferentes y no las incluiremos en el estudio.
Trabajo doméstico y tipo de pareja Con la difusión de nuevos modelos de familia, las parejas no casadas se convirtieron en un escenario alternativo para estudiar la división del trabajo doméstico. De hecho, la literatura sugiere que las parejas no casadas reparten el trabajo doméstico de forma más igualitaria que las casadas (Batalova y Cohen 2002; Baxter 2005; Shelton y John 1993; South y Spitze 1994). Las explicaciones para esta regularidad empírica son diversas: en primer lugar, las parejas que cohabitan tienen unos valores de género más igualitarios que las que pre¿eren casarse (Clarkberg et al. 1995; Castro y Domínguez 2008) aunque algunos estudios longitudinales muestran un cambio en la división de las tareas hacia roles más tradicionales cuando las parejas cohabitantes se casan (Gupta 1999). Además, la duración de este tipo de uniones (más breve que los matrimonios) podría reducir el interés de las mujeres en especializarse en el trabajo reproductivo (Clarkberg 1999). Esta última justi¿cación se relaciona con la naturaleza de las uniones no casadas y con el signi¿cado que se les atribuye. En la mayoría de países europeos, salvo en los escandinavos, sólo un pequeño porcentaje de las uniones no casadas continúa como tales de forma permanente, la mayoría termina en ruptura o en matrimonio. Si uno de los signi¿cados que se le atribuyen a este tipo de uniones (Heuveline y Timberlake 2004) es el de un nuevo elemento del proceso de selección de parejas, y una parte de ese proceso puede estar relacionada con la disposición de la pareja a compartir las tareas, la voluntad de compartir puede ser una característica muy valorada en parejas potenciales, sobre todo por parte de mujeres comprometidas con su trabajo. Esta característica se valorará especialmente en sociedades que mantengan un grado de desigualdad relativamente elevado en la esfera privada (Ono 2003), como parece ocurrir en el caso español (González 2001). El reparto del trabajo doméstico es una variable importante en nuestro país a la hora de determinar la estabilidad de la pareja (Meil 2005), lo que indica que puede ser un factor de selección interesante. En resumen, existe evidencia sobre los valores de género más igualitarios entre las parejas de hecho, pero la causa de esta diferencia con los casados no está clara, ya que podría deberse a un efecto de selección —parejas con valores más igualitarios pre¿eren no casarse—, o a la propia naturaleza de la relación —si funciona como un proceso de selección en el que los hombres pre¿eren mostrarse más igualitarios. Además de la difusión de las parejas no casadas, una nueva forma de familia que ha adquirido relevancia social la constituyen las parejas homosexuales, casadas o no. Este tipo de parejas constituyen un caso de estudio privilegiado para el reparto de tareas porque nos permitirían distinguir el peso de factores relacionados con los recursos frente a la socialización. En estas parejas, ambos miembros son del mismo género, por lo tanto han sido socializados en valores similares y es mucho más probable que tengan ideas parecidas sobre la división del trabajo doméstico. En principio, los dos miembros han experimentado una construcción parecida, cuya preferencia acerca de las tareas se diferenciarán sólo por factores que son ajenos a la inter-construcción de género (Kurdek 2001). Ahora bien, es posible que el proceso de socialización de género en el caso de los niños homosexuales sea diferente: podría producirse un rechazo de los roles aprendidos, y las propias familias podrían mostrar actitudes diferentes hacia los jóvenes debido a su orientación sexual (Solomon et al. 2005). Estas posibles divergencias en la socialización de género tendrán como resultado una mayor heterogeneidad de roles e identidades de género entre las parejas del mismo sexo, frente a una identidad más uniforme en el caso de las parejas heterosexuales. Debido a la todavía reducida presencia de las parejas del mismo sexo en las encuestas, la bibliografía sobre la división del trabajo doméstico entre estas parejas es menos extensa, pero hasta el momento los estudios muestran una división del trabajo doméstico mucho más igualitaria (Kurdek 2001; 2007; Solomon et al. 2005; Sullivan 1996) y más dependiente del poder de negociación económico (Sullivan 1996).  Así pues, a la hora de estudiar la igualdad del reparto de las tareas domésticas en las familias españolas, debemos tomar en consideración que se ha encontrado evidencia empírica a favor de las hipótesis de los recursos relativos pero también de las teorías sobre la construcción de género, que el reparto puede ser desigual según el tipo de tarea y que tenemos razones para esperar un reparto diferente según el tipo de pareja. Teniendo esto en cuenta, las principales hipótesis que intentaremos comprobar en el estudio empírico son las siguientes:  (H1) Los recursos relativos son importantes para determinar la proporción de trabajo del hogar: trabajar a tiempo completo, tener un nivel educativo alto, y ganar más dinero que la pareja reducirán la proporción de tareas del hogar realizadas, independientemente del género. (H2) Si la construcción de género es relevante, es muy posible que observemos efectos diferentes, en magnitud y dirección, en las variables consideradas entre hombres y mujeres.
 
 Las mujeres hacen la mayoría del trabajo doméstico en ambos tipos de pareja, pero las parejas no casadas tienen un reparto más justo. Es decir, los hombres en las uniones no casadas realizarán una mayor proporción de tareas, y en particular, harán más tareas rutinarias que los casados (controlando otros factores).  (H4) Las parejas homosexuales tendrán una división de las tareas igualitaria y las diferencias entre los miembros de la pareja dependerán de sus recursos.
 
LA DIVISIÓN DEL TRABAJO DOMÉSTICO EN LAS PAREJAS ESPAÑOLAS ‡

anotada es otra tarea del hogar2. No incluimos el cuidado de los niños como variable dependiente porque, como hemos mencionado en la primera parte de este artículo, no es puramente una tarea del hogar; no obstante, es muy probable que el tiempo dedicado al cuidado de los hijos forme parte de las negociaciones de las parejas acerca de la dis- tribución del trabajo doméstico, ya que los miembros de la pareja podrían intercambiar tiempo de cuidados por tiempo dedicado a las tareas. Con la idea de incluir en el análisis la proporción del cuidado de los hijos como variable de control, estudiamos su correla- ción con la variable dependiente, y encontramos que su nivel de correlación es muy alto (superior a 0,6), es decir, que las personas que hacen mayor proporción de tareas del hogar también hacen mayor proporción de cuidado. Dada esta correlación, parece que no existe un efecto sustitución de un tipo de tareas por otras, y por eso no incluimos este control en el análisis; aunque sí introducimos controles relativos a la presencia de niños, su número y edad.  Los análisis para las parejas heterosexuales y del mismo sexo son diferentes. En el caso de las parejas heterosexuales, la variable dependiente es el porcentaje de las tareas realizado por cada uno de los miembros y nuestra principal variable indepen- diente es el tipo de pareja: matrimonio o cohabitación. Otras variables de interés son el nivel educativo (primario, secundario o universitario), la actividad en el mercado de trabajo (a tiempo completo, parcial o sin actividad), la ayuda doméstica recibida por el hogar, y si el cuestionario se completó en ¿n de semana, momento en el que aumenta el tiempo dedicado para todos y para determinadas tareas. También introducimos con- troles por edad (edad y edad al cuadrado), la presencia de niños menores de 14 años y su número, así como las características de la pareja (en términos de nivel educativo, participación laboral y diferencia de ingresos si ambos trabajan). Hombres y mujeres son analizados por separado para poder establecer las diferencias de género. En cuanto a las parejas del mismo sexo, podemos identi¿carlas en la encuesta aunque no haya una pregunta directa, ya que sabemos qué personas forman una pareja y además conocemos el sexo de todas las personas residentes, los componentes en el hogar. Los resultados que obtengamos deben tomarse con precaución puesto que están representados solo por 148 casos. Para poder incluir todos los casos en el análisis, en este caso tomamos como variable dependiente la cantidad total de minutos dedicados a las tareas y no la proporción3. Para aumentar los grados de libertad no incluimos en el análisis la actividad laboral ni el nivel educativo de la pareja. En este caso no realizamos análisis separados por sexo pero incluimos la variable como control. Un examen preliminar de los datos nos indica que existe un reparto desigual entre géneros y asimetrías entre los tipos de pareja, pero para poder controlar los factores asociados con la división del trabajo doméstico utilizamos un análisis de regresión.No obstante, se analizaron los datos teniendo en cuenta este tipo de actividades como un grupo sepa- rado, pero no se obtuvieron resultados signi¿cativos. 3 Si estudiáramos la proporción solo podríamos incluir a uno de los miembros de la pareja en el análisis. la literatura sobre uso del tiempo existe un debate acerca de la conveniencia de utilizar regresión lineal frente a modelos tobit. Los últimos permiten controlar posibles efectos de selección en los casos en los que hay muchas observaciones con valor 0, es decir, que no dedican ningún tiempo a la actividad a estudiar. En nuestro caso hemos llevado a cabo los dos tipos de análisis y los resultados han sido similares. Puesto que no tenemos razones teóricas para esperar un sesgo en las observaciones con valor 0, y dado que la interpretación de los coe¿cientes de una regresión lineal es más sencilla, estos serán los análisis presentados en el artículo. Por razones de espacio no se incluyen los resultados de los modelos tobit, pero estos resultados pueden solicitarse al autor.

 

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